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Mostrando entradas de agosto, 2015

Fundación Richi

Conocí a Richi a través de un papel plantado en la puerta principal de nuestra comunidad de vecinos. En dicho papel había la foto de un niño, Richi, y al lado, unas frases pidiendo que se recogieran tapones de plástico para ayudar a Richi en su ayuda particular contra el cáncer. Les conté a mis niños que debíamos recoger tapones para ayudar a un niño enfermo, y nos pasamos todo el verano guardando tapones de todos tipos y colores. Cuando la bolsa estaba llena, los llevábamos a casa de la vecina que los recogía.  Aquí acabó nuestra pequeñísima contribución en la lucha que Richi mantiene contra el cáncer. Me enteré por la vecina que recogía los tapones que Richi y su familia viven hoy en día en Boston, y me puse en contacto con ellos.  Conocí al padre de Richi y me contó su historia. Su lucha por salvar la vida de su hijo los condujo hasta Boston, donde se encuentran los mejores hospitales para tratar el tumor cerebral que les cambió radicalmente su vida. Después de 18 opera

Tiramisú internacional

Hace muchos, muchos años, cuando yo era casi casi una jovencita, mi cuñada me pasó la receta del Tiramisú. Es un postre fácil de preparar y muy sabroso. Yo, que no soy muy dada a la cocina, encontré en esta receta mi postre para cuando tenemos invitados en casa. Una de las estupendas particularidades que tiene es que se pueden encontrar todos los ingredientes en todos los lugares en los que he vivido. O sea, que he preparado Tiramisú en casa, para cuando venían los amigos de toda la vida. He preparado Tiramisú en Polonia, para celebrar encuentros con familias de todo el mundo. Y estoy preparando Tiramisú aquí en Massachusetts, para nuestras nuevas amistades. Aquí os dejo la receta, para deleite de grandes y pequeños (aunque lleva un poco de alcohol y un poco de café, con lo cual el postre puede comerse a discreción de lo que opinen los papás) Ingredientes 3 yemas de huevo 100 g de azúcar 375 g de mascarpone Bizcochos tipo Savoiardi 2 tazas de café 1 poco de Ron

La ropa de los niños

Soy clasicona. Me encanta el siguiente tipo de ropa para mis niños: camisas blancas y azul celeste, cuellos mao con los dos últimos botones desabrochados. Tejanos y pantalones de cuadritos pequeñitos. Zapatillas Converse. Chaquetas azul marino. Y así los vestía yo, hasta que llegamos a Massachusetts. Los primeros días después de nuestro desembarco, opté por mi ropa preferida. Aunque el resto de niños vestían diferente de los míos, yo me hacía la loca y continuaba con mis gustos particulares por encima de los gustos que mis peques ya estaban empezando a experimentar, básicamente porque el resto de los niños de su alrededor llevaba un tipo de ropa diametralmente opuesta a la suya. Yo continué con mis trece hasta que me rendí a la evidencia:  nadar contracorriente en un paraje desconocido es contraproducente. Y si, renunciando a mis principios, empecé a comprarles la ropa que ellos querían, puesto que todos sus amigos la usaban: las camisas blancas y azul celeste con cu

Ninja

¡Iaaaaaaa! Bueno, quería emular el grito de los ninjas cuando los vemos en las pelis peleando, dando brincos, saltando, volando y usando la katana de mil y una formas, pero me ha salido un poco a gruñido de asno. Tengo una Ninja en casa .  No, no es la versión femenina de un Ninja luchador y saltador. Es una trituradora-batidora supereficiente. ¿Queremos triturar cebolla para la paella? la Ninja te la tritura (demasiado) en un plis-plas. ¿Que aprovechando un día de calor apetece un gazpachito? La Ninja te tritura los ingredientes sin dejar ningún trocito sólido que recuerde a las verduras que eran segundos antes. ¿Picar hielo para los mojitos? Ningún problema para esta batidora-picadora que no se amedrenta con nada. ¿Batido de fresas? en segundos y tan a gustito. La Ninja es uno de los múltiples pequeños electrodomésticos que existen en Estados Unidos y que yo antes no había visto en ningún otro lugar. Al venir a Boston, decidimos comprar todos los electrodomésti

Ese oscuro objeto del deseo

El peluquero. Si, si, habéis leído bien: el peluquero de toda la vida es ese oscuro objeto del deseo . Nada más llegar a la patria querida para pasar las vacaciones, el primer lugar donde paramos es en la peluquería, para que hagan con nuestros pelos lo que nos han hecho toda la vida. El corte que a nosotros nos gusta, porque es al que estamos acostumbrados. Siempre, siempre, el color y los dictados que el peluquero nos recomienda son absolutamente geniales. Ese peluquero que te coge tu cabello, lo tira para adelante y para atrás, te lo corta mientras tu te fijas en los michelines de tu famosa de turno, hojeando la revista de toda la vida con las celebridades actuales. Ese peluquero que te pregunta por tu vida y te hace sentir que estás en casa. Ese peluquero al que confiamos nuestra pelambrera para que la adecente después de meses sin que nadie la tocara. No, no nos acostumbramos a que otro peluquero use sus tijeras para cortar nuestro pelo. Aunque lo haga bien, no quiere decir