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Mostrando entradas de mayo, 2016

Encuentros en fases opuestas

Comida con americanos ¿Excusa para comer con amigos americanos? un partido de la Superbowl.  Los amigos americanos llegan con sus hijos media hora antes del partido. Traen una ensalada y una botella de vino. Los papás hablamos, mientras los churumbeles están cerca de nosotros entretenidos con algo que ponen en la tele. Los mayores empezamos a preparar la comida, que es bastante frugal. Aparte de la ensalada, unas hamburguesas, un pan para envolver la carne y una salsa que sobresalga por todos los lados. Estos son los manjares preferidos de la reunión en cuestión. Una cerveza para algunos y una coca-cola para otros. Una cerveza, no más de una. El pequeñajo del grupo reclama la atención de su papá, con lo que este se desplaza hacia donde está el niño lloriqueando y se queda con el grupo de niños viendo la televisión. Cenamos todos juntos, mientras empieza el partido. Las hamburguesas desaparecen y en la primera media parte los papás americanos nos comentan que deben irse, puesto que

Las abuelas y las redes sociales: Facebook

"Cristina me ha dicho que te sigue por feisbuc o por tu blog." "Esto del feisbuc ¿qué es?" "Rosa me dice que está conectada al feisbuc y le gusta." "Otra amiga mía te ha encontrado por el feisbuc." "..." Y así me llena mi madre los mensajes de Whatsapp, para contarme que fulanita y menganita disponen de un Facebook y que me siguen a través de esta red social o a través de mi blog. Pero así como Whatsapp es un mundo ya conocido por mi madre y que le sirve para comunicarse conmigo, para mandarme fotos, para chivarme los cumpleaños de mis familiares de los cuales me olvidaría sin este recordatorio, el Facebook es una red social a la que aún le tiene miedo, porqué... la puede ver todo el mundo, ¿verdad?. El verano pasado, me puse delante de su ordenador y le monté una cuenta de Facebook. Usé una de las fotos de ella muy pizpireta, con un conjuntito primaveral que se había comprado pocos días atrás. Usé otra de sus fotos co

Soy una enana regordeta

5'4 131 Estas son mis medidas. El primer número es la altura y el segundo el peso. Para mi, que estoy acostumbrada al sistema métrico decimal, descubrir mis medidas en Estados Unidos fue una fuente de malestar. Vamos a ver, 5'4 cm de altura significa que soy enana, pero de las más bajitas además. Si a eso le sumo 131 kg de peso, soy una enana regordeta, o mejor dicho ¡gorda como una bola! Cuando comprobé mi altura y mi peso, la primera conclusión que me vino a la cabeza era que la fuerza de la gravedad en Massachusetts era mucho más potente que en cualquier otro sitio donde yo hubiera estado previamente. Y no me atrevía a mirarme en el espejo del baño, por miedo a que la visión de mi cuerpo me causara una profunda depresión. Al cabo de poco, la realidad se apoderó de mis neuronas. En Estados Unidos no usan las unidades del Sistema Métrico Decimal , de modo que mis 5,4 de estatura no se miden en centímetros, se miden en feet (pies). Bueno, mido un poco más de cinco

Igualitos igualitos

Aquí en Massachusetts la ley se cumple a rajatabla.  En el caso concreto de las normas de circulación, por ejemplo. En la carretera, son normales carteles anunciando cosas del estilo: "Lo dice la ley: protégete." (refiriéndose a usar el cinturón de seguridad en el coche). Los coches acostumbran a frenar cuando el semáforo está en amarillo. Siempre hay policía vigilando las obras al lado de la carretera y vigilando que los coches circulen cuando deben.  Yo provengo de otra cultura. La Ley es una cosa que está allí y que está bien que la cumplan... los otros. Con lo cual, para mi es normal acelerar cuando el semáforo está amarillo. Y lo probé en Massachusetts. Un día. Sin darme cuenta, porque es mi estado natural. Un segundo después de pasar el semáforo rápidamente, sonaba un silbido de coche de policía y me di por aludida. Un sudor frío y seco se apoderó de mi y las manos empezaron a temblarme. No sabía si pararme, bajar del coche, levantar las manos y tirarme al suelo co

6 horas

Ejemplo 1 Mira, acabo el trabajo, recojo a los niños y llegamos a casa. Mientras preparo la cena y voy gritando a los niños para que hagan los deberes, se duchen, se pongan el pijama y no se atiborren con lo primero que encuentren en la nevera, pienso que es una buena hora para llamar a mi madre. Y la llamo por Skype. Me contesta. Y me recibe bostezando y hablando en voz baja. ¡Caramba! ¡Pero si no son ni las seis de la tarde! ¡AAAAYYYYYYYYY! ¡Son las seis de la tarde en Massachusetts, pero no en casa de mis padres! ¡Me he olvidado otra vez de la diferencia de horas entre un lado y el otro del océano! Mi madre, con el corazón contento por mi llamada pero con el alma dormida, me responde con monosílabos y le digo que ya la llamaré otro día. Ejemplo 2 Nos levantamos por la mañana y desayunamos. Buena hora para llamar a los abuelos. Skype. ¿Por qué no contestarán? Ah, ya me acuerdo, es su hora de la comida, tienen la tele demasiado alta para escuchar el berrido del ordenador avis