Ir al contenido principal

Con la boca abierta

Hoy he visitado al dentista. Revisión semestral de mis dientes.
Me siento en el fatídico sillón mientras aparece una mujer totalmente vestida de color rosa. Pantalones y camisa del mismo rosa de color claro, con una sonrisa en la boca y que me indica que me ponga cómoda y que abra la boca.
Y abro la boca.
Y ella, la mujer de rosa, empieza a hablar. 
¿Sabes que mi gato ha muerto recientemente de cáncer? Cuando se le diagnosticaron no quise que sufriera y murió al cabo de poco. Al menos pude despedirme de él. Era muy cariñoso. Si, pude despedirme, porque si no se encontraba bien lo mejor era que no sufriera, ¿verdad?
Y yo con la boca abierta, sin poder darle mis condolencias ni nada, mientras ella me mira mis dientes y usa débilmente uno de los aparatos de tortura de la consulta del dentista para raspar algo que debe haber encontrado.
Oh, y a mis sobrinos les encanta pasar tiempo conmigo, con su tía que vive con gatos. Uno ya se graduó este año e irá a la Universidad de New Hampshire, estoy muy orgullosa de él, crecen muy rápido, y a él le encanta pasar tiempo conmigo. El otro día fueron a pescar con su padre y se lo pasaron en grande.
Y yo con la boca abierta, sin poder decirle lo poco que me importaba que su sobrino se hubiera graduado y que le gustara pescar.
¡Coffff coff! Perdón, estos días estoy con la alergia, me paso el día llorando por la dichosa alergia, y ya estamos en verano, espero que en invierno me haya desaparecido, porque la alergia me impide hacer muchas cosas.
Y yo con la boca abierta, sin poder decirle cuanto lo siento aunque se lo hubiera dicho sin mucho entusiasmo. Ella me revisa los dientes vagamente, está más por la labor de contarme toda TODA su vida de los últimos meses que en la revisión de mis dientes, que no despiertan su más mínimo interés aunque son el motivo principal por el cual estoy allí sentada delante de ella con mi boca abierta.
Ayer me sacaron una de las muelas del juicio y tengo aún toda esta parte de la boca dormida. No he podido dormir bien y estoy mareada, y eso que me tomé todas las pastillas que me recetaron, la que se usa para el dolor, la que ayuda a dormir, pero nada, no conseguí dormirme, y hoy por la mañana no estaba muy bien pero he decidido venir a trabajar, pero ahora estoy peor... si, estoy pálida y me tiemblan las manos.
Y yo con la boca abierta y con sus manos dentro de mi boca, con lo cual no puedo cerrarla y salir de allí pitando.
De pronto, desaparece un segundo diciendo que me excuse un momento.
Y yo con la boca abierta y con el sudor de mi frente que va resbalando por la cara.
Ya estoy mejor, si, pero me parece que acabaré contigo y me iré a casa a descansar.
Y yo con la boca abierta, mientras analizo detenidamente su última frase: "acabaré contigo" ¿será en sentido literal o querrá decir que terminará lo poco que me ha hecho en mis dientes?
Y consigo asentir levemente con la cabeza, implorando su benevolencia para que no me descuartice allí mismo.
Tiene en la mano un aparato que da vueltas a muchas revoluciones y aquí ya cierro mis ojos, que sea lo que tenga que pasar y ya está. Noto que este aparato pasa por mis dientes suavemente, sin practicarme ni el más leve rasguño. Abro los ojos. La mujer de rosa me dice que me incorpore y me ofrece un vaso de agua para que me enjuague la boca. Me la enjuago, me levanto del asiento de tortura, recojo mi bolso y salgo disparada hacia la puerta. La mujer de rosa me saluda con su sonrisa medio desmayada y la secretaria de la entrada me pregunta si quiero ya apuntarme la cita para dentro de seis meses.
Si acaso ya les llamaré, consigo articular, mientras abro la puerta aliviada de que no la hayan cerrado para no dejarme escapar.
Pues yo siempre había pensado que la gente odiaba las visitas al dentista por el daño físico que provocaban en tus dientes. En mi caso, el daño mental ya es irreversible.



Comentarios

Entradas populares de este blog

De como el ratoncito conoció al elfo

"¡Mira, mamá!" me dice mi pequeño orgulloso, mostrándome una pequeña caja de plástico azul en forma de baúl. "¡El diente que se me movía se me ha caído durante la comida en el cole!". Pues veremos lo que te trae esta noche el Ratoncito Pérez. En casa, aunque en Massachusetts, intentamos mantener las tradiciones con las que hemos crecido mi marido y yo. En el caso de los dientes, a nuestros pequeños no los visita el hada de los dientes americana, la famosa Fairy Tooth . En nuestra casa aparece el Ratoncito Pérez, para traer algún pequeño regalito como intercambio del diente que descansa quietecito debajo de la almohada. Pero hoy mi pequeño me pide que yo misma hable con el Ratoncito Pérez y le pida un regalo inusual. "Mamá, yo quiero que el Ratoncito Pérez me traiga de regalo al Elf on the shelf ". ¿Cómo?¿Y ese quién es? Reconozco que lo he visto multitud de veces en multitud de tiendas por las que paseo para encontrar regalos innecesarios para gen

Positivizando

He decidido publicar un listado de cosas que me gustan de Massachusetts.  Me encantaría saber si alguien comparte alguno de los puntos que ahora mismito menciono, dondequiera que sea el trocito de mundo donde vive. Y se me ha ocurrido lanzar la campaña "POSITIVÍZATE", para que todos contemos aspectos negativos de donde vivimos, pero en plan positivo. Seguro que encontramos muchas situaciones que en principio no son chulas, pero a las que conseguimos darle la vuelta y disfrutarlas. ¡Atrévete! Aquí van las mías: - En países calurosos, poco después de hacer la compra y ponerla en la parte de atrás del coche, debes correr para que los alimentos congelados (entiéndase pizzas, guisantes y helados) no se descongelen. Aquí en Massachusetts, con el frío que tenemos, después de la compra podría ir a dar una vuelta, recoger a los niños, irme al trabajo, pararme en un Starbucks y, al llegar a casa, la comida congelada continuaría estando congelada . Creo que esto es una p

Concepto playa en primavera

Debo reconocer que las playas que conocía hasta la fecha y las playas de Massachusetts son radicalmente diferentes. En todo. Bueno, vamos a comprobarlo: Vamos a por las similitudes: la única similitud que he podido encontrar es en lo básico, es decir que en ambos sitios hay agua salada (supongo) y arena. Nada más. Vamos a por las diferencias: Concepto playa en primavera anterior a Massachusetts: Llegas a la playa, te descalzas y caminas por la playa, tranquilamente, hasta que llega el momento de gritar como una posesa para impedir que tus niños se metan derechitos al agua, que en primavera aún está fría. El sol te pica la cara y unas gafas de sol nunca vienen mal. Después del paseo, encuentras un chiringuito con vistas a la playa y te sientas junto a tu media naranja y padre de tus hijos, mientras disfrutáis de una cervecita muy fría, unas aceitunas y una patatitas. Escuchas el ruido de las olas al chocar contra la playa, sientes a tu marido cerca y observas como est