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Mostrando entradas de septiembre, 2016

Mala madre o calendario defectuoso

Estamos desayunando. Mis pequeñuelos no tan pequeños comiendo su ración diaria de pan de molde con Nutella y su leche con cacao (aquí llamada Trumoo). Y de repente, la idea asalta mi cabeza: "Pero hijo, ¡si hoy vas al Zoo de excursión! El Zoo Franklin se llama el zoo de Boston, ¿verdad? Tenemos que preparar todo enseguida!" Mi hijo, contento de pronto por la notícia, me mira con cara de asombro, y yo sé que piensa "suerte que tengo una mamá como la mía, que se acuerda de todas las fechas importantes!". Y yo, orgullosísima por la mirada que me envía y orgullosísima de mi misma por ser un calendario ambulante, le preparo un snack y una comida para chuparse los dedos (dícese de un bocadillo de jamón y queso, galletitas, yogur y una manzana cortada a gajos y envasada en bolsa de plástico).  Le preparo todo lo que considero que él necesita para pasar un día en el zoo: - le embadurno hasta las orejas de protector solar (si, en Massachusetts a mediados de setie

Te encontré en Massachusetts

Mis encías sangraban. Eran super delicadas. El dentista me aconsejaba que me lavara los dientes con precisión pero aunque yo me pasaba largos ratos cepillándomelos, mis encías continuaban adoloridas y sangraban a la menor ocasión. Luego empecé a probar aquel hilo dental fino y suave, que me ponía entre los dientes para sacar cualquier resto de comida que hubiera podido quedar. Yo cortaba un buen trozo de hilo, abría la boca y empezaba el baile de la contusión, puesto que no conseguía llegar a los lugares más recónditos de mi dentadura, el hilo me quedaba pringoso gracias a la ayuda inestimable de mi saliva y al cabo de pocos minutos yo ya no recordaba por dónde había y no había pasado con el hilo dental. La segunda opción fueron aquellos delgados bastoncillos de plástico que acababan en finas escobillas, básicamente tenían la forma de escobillas del baño pero en miniatura. Se metían entre los dientes si podían, porque yo frecuentemente los doblaba y no conseguía que me liberaran d

Desmontando Karate Kid

Mis niños han escogido karate como opción deportiva extraescolar. Empezaron esta semana. La visión que yo tenía del Karate no era muy profunda que digamos. Básicamente consistía en ver la película de karate kid tres o cuatro veces. Con esta amplia visión, tenía unos mitos ya formados, que con una semana de entreno de mis peques se me han desmontado: DESMONTANDO AL PROFESOR Los profesores de karate que salen en karate kid o son muy muy malos o son muy muy buenos. El malo malote va vestido de negro, chaqueta sin mangas, rubiales y con cara de mala leche que ¡ay! el guapo que se interponga en su camino. El bueno buenorro es de rasgos asiáticos, mitad maestro Yoda mitad abuelo panzón, que con su poca habla y sus gestos hábiles se te mete enseguida en el bolsillo. Los profesores reales son muy diferentes a la preconcepción que yo tenía hasta la fecha. Hay el maestro o Sensei, que es un hombre de mediana edad, con cara de bonachón y barriga prominente, sin medio rasgo asiático y q

Porciones

Tuve la oportunidad de asistir a una conferencia sobre nutrición en Boston. La mujer que impartía la clase era de mediana edad, rubia de pelo lacio, delgada e impecablemente bien vestida, con su camisa blanca, sus pantalones de cuadros vichy y sus merceditas a juego con el color azul marino de los pantalones. Después de escucharla durante todo el rato, llegué a la conclusión de que todo se basa en porciones y frecuencia, es decir: - el plato que tenemos delante debe contener una porción ni muy pequeña ni muy grande de comida, con todos los nutrientes equilibrados ; - deben comerse bocados pequeñitos cada par de horas, para mantener el estómago ocupado y que así no se desespere de hambre al pasar mucho tiempo sin comida dentro del organismo . Convencida de todo el tema de la conferencia, me creí a pies juntillas todo lo que diagnosticaba la mujer delgada, rubia de pelo lacio e impecablemente vestida. Consideré como verdad absoluta que las porciones no deben ser muy grandes y