Mi secadora funciona mal. Cada vez que meto unos de mis pantalones, me los encoge. No pasa nada con la ropa de mi marido o de mis peques, sólo encoge mis pantalones. Llegados a este punto, pensé que como buena samaritana, lo único decente que podía hacer para ayudar a mi secadora en su ardua tarea era ponerme a dieta.
Mientras estaba decidiendo qué tipo de dieta buena, bonita y barata podía yo realizar para ayudar a mi maldita secadora, una compañera del trabajo que está delgada y estilizada (y que no necesita adelgazar), me contó que está haciendo una dieta sin carbohidratos ni azúcar. Me contó todos los alimentos permitidos y los prohibidos, y a mi me pareció una ideal genial eliminar éstos últimos de mi plato durante un tiempo, para conseguir una figura a lo Sofia Loren, con lo cual, además de adelgazar, debía traspasar parte de mi volumen hacia arriba, desafiando la fuerza de la gravedad.
Durante una semana eliminé de mi dieta los productos lácteos y los carbohidratos del desayuno (yo, que sólo como productos lácteos y carbohidratos durante mi desayuno), así como en el resto de comidas, oséase, la comida, la merienda y la cena. Comí una dieta en alto contenido proteico y con abundantes vegetales y frutas.
Al finalizar la semana, me subí esperanzada a mi báscula (situada en el punto más escondido de mi cuarto de baño) para comprobar que ¡no había bajado ni un gramo! Pobre secadora, si hubiese sido humana hubiera llorado de emoción al verme sacrificar por ella sin que hubiese conseguido nada de lo previsto (los que si lloran a escondidas son mis pantalones, que se hacen un lifting cada vez que me los pongo).
Ahora, en el primer mundo, están de moda las dietas que quitan uno de los alimentos básicos para la dieta. Actualmente, los alimentos prohibidos son básicamente los carbohidratos, incluyendo pan y arroz. Las grasas están toleradas, no importa su cantidad.
Pero seamos lógicos:
¿Debe eliminarse el pan de una dieta? Pregunten a mi abuelo, que era panadero. Les contestaría que se pusieran a dieta una semana comiendo pan y bebiendo agua, para que comprobaran en sus carnes que no habían engordado ni un gramo.
¿Debe eliminarse el arroz de una dieta? Pregunten a los asiáticos, que basan su alimentación en el arroz, que esgrimen unos dientes blancos relucientes y que no están entre los países con más obesidad del globo.
Con lo cual, mi pregunta es ¿Nos hemos vuelto tarumbas?
Y mi respuesta es que no, pero que en la sociedad de consumo actual, donde gran parte de nuestros alimentos están manipulados, donde las porciones son exageradas, donde el picar entre horas se ha convertido en una golosa costumbre, donde las bebidas azucaradas están por doquier y el sedentarismo es nuestra manera de actuar, debemos racionalizar nuestra actitud para que no engordemos irremediablemente.
Seamos razonables, usemos la cabeza, hagamos caso de las dietas de las abuelas, aprendamos de la historia. Y sin eliminar ni pan ni arroz, seremos más felices. Y los pantalones también.
Comentarios
Publicar un comentario