Ir al contenido principal

fotos fotos fotos....

AÑO 1977
Había una vez, en un lejano país, en un tiempo muy lejano, una familia que tenía una afición:
al acercarse las vacaciones de verano, iban a una tienda, compraban dos carretes de fotos y los gastaban sacando fotos de las vacaciones en la playa. Una foto todos bien colocaditos delante de la cámara, en la playa jugando cerca del mar; una foto todos bien colocaditos del paseo por la tarde helado en mano; una foto de la mamá y las niñas con el mar de fondo; en una de las fotos sale papá, el fotógrafo oficial y encargado de tirar las fotos que mamá piensa que pueden quedar bien para el álbum familiar. Al acabar los días de playa, sol y helados, la mamá regresaba a la tienda donde había comprado los carretes y los dejaba allí. Al cabo de un par de días, la familia entera regresaba a la tienda en busca de su tesoro más preciado: ¡las fotos de sus extraordinarias vacaciones tranquilas en la playa! Sin contar las fotos que habían quedado mal, quizás podíamos tener unas 20 o 30 fotos para inmortalizar un verano y que la mamá pegaba en un álbum de fotos comprado especialmente para la ocasión y forrado en cuero. La cámara fotográfica se guardaba en un cajón y difícilmente salía de él hasta las próximas vacaciones familiares, no cabe decir hasta al cabo de un año.
¿¿¿¿¿???????

AÑO 2017
El concepto de la fotografía ha sufrido una revolución extraordinaria. Inexistencia de carretes, pocas tiendas que revelen fotografías y ninguna necesidad de esperar a las vacaciones de verano para sacar montones de fotografías extraordinarias (o no). Las fotografías pasan a gobernar redes sociales como Instagram, donde el intercambio de imágenes por segundo tiene una velocidad escalofriante. Las poses de revista aún se llevan, aunque la moda fotográfica actual conlleva un halo de naturalidad del objetivo principal. Y los protagonistas pueden ser... de todo. Si antes las fotografías acostumbraban a ser de paisajes de fondo con una tímida figura con pose de modelo delante, ahora las fotos pueden ser de una manzana a medio comer, de una figura captando el atardecer o de las pisadas en la nieve. Estas fotos actuales pueden ser vistas por centenares o millares de personas que admiran e incluso pueden alabar a criticar la foto, el estilo o el fotógrafo. Estas fotos no están plantadas en un álbum familiar, sino que circulan por todo el mundo y pueden verlas un habitante de Japón a la misma hora que uno de Australia y otro de Venezuela. Sin limitación de fotografías, puesto que se almacenan dentro de un teléfono que cargamos a todas partes durante todo el día.
¿¿¿¿¿¿¿???????

No sé quién considera más ciencia ficción el tema de las fotos, un habitante de 1977 a quién contásemos cómo es el mundo de la fotografía en el 2017 o un habitante del 2017 que no haya vivido la historia de los carretes, las tiendas fotográficas, el revelado y los álbumes de piel. 




Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo con tu reflexión.
    Las fotos de mi vida son: de recién nacida, en verano con tres-cuatro meses, en navidad y luego vuelta, cumpleaños, verano y navidad jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. y la diferencia del número de fotos también es apabullante. Yo tengo 10 fotos (que en aquella época eran muchas) con pocos meses, mis hijos tienen centenares captadas en unos instantes.
      Qué diferencia!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

De como el ratoncito conoció al elfo

"¡Mira, mamá!" me dice mi pequeño orgulloso, mostrándome una pequeña caja de plástico azul en forma de baúl. "¡El diente que se me movía se me ha caído durante la comida en el cole!". Pues veremos lo que te trae esta noche el Ratoncito Pérez. En casa, aunque en Massachusetts, intentamos mantener las tradiciones con las que hemos crecido mi marido y yo. En el caso de los dientes, a nuestros pequeños no los visita el hada de los dientes americana, la famosa Fairy Tooth . En nuestra casa aparece el Ratoncito Pérez, para traer algún pequeño regalito como intercambio del diente que descansa quietecito debajo de la almohada. Pero hoy mi pequeño me pide que yo misma hable con el Ratoncito Pérez y le pida un regalo inusual. "Mamá, yo quiero que el Ratoncito Pérez me traiga de regalo al Elf on the shelf ". ¿Cómo?¿Y ese quién es? Reconozco que lo he visto multitud de veces en multitud de tiendas por las que paseo para encontrar regalos innecesarios para gen

Positivizando

He decidido publicar un listado de cosas que me gustan de Massachusetts.  Me encantaría saber si alguien comparte alguno de los puntos que ahora mismito menciono, dondequiera que sea el trocito de mundo donde vive. Y se me ha ocurrido lanzar la campaña "POSITIVÍZATE", para que todos contemos aspectos negativos de donde vivimos, pero en plan positivo. Seguro que encontramos muchas situaciones que en principio no son chulas, pero a las que conseguimos darle la vuelta y disfrutarlas. ¡Atrévete! Aquí van las mías: - En países calurosos, poco después de hacer la compra y ponerla en la parte de atrás del coche, debes correr para que los alimentos congelados (entiéndase pizzas, guisantes y helados) no se descongelen. Aquí en Massachusetts, con el frío que tenemos, después de la compra podría ir a dar una vuelta, recoger a los niños, irme al trabajo, pararme en un Starbucks y, al llegar a casa, la comida congelada continuaría estando congelada . Creo que esto es una p

Concepto playa en primavera

Debo reconocer que las playas que conocía hasta la fecha y las playas de Massachusetts son radicalmente diferentes. En todo. Bueno, vamos a comprobarlo: Vamos a por las similitudes: la única similitud que he podido encontrar es en lo básico, es decir que en ambos sitios hay agua salada (supongo) y arena. Nada más. Vamos a por las diferencias: Concepto playa en primavera anterior a Massachusetts: Llegas a la playa, te descalzas y caminas por la playa, tranquilamente, hasta que llega el momento de gritar como una posesa para impedir que tus niños se metan derechitos al agua, que en primavera aún está fría. El sol te pica la cara y unas gafas de sol nunca vienen mal. Después del paseo, encuentras un chiringuito con vistas a la playa y te sientas junto a tu media naranja y padre de tus hijos, mientras disfrutáis de una cervecita muy fría, unas aceitunas y una patatitas. Escuchas el ruido de las olas al chocar contra la playa, sientes a tu marido cerca y observas como est